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lunes, 5 de marzo de 2012
ALD: Relationships.
Por J. Caldeiro
Una
relación es como un fuego.
La
pareja mantiene ese fuego encendido, muchas veces el fuego es más
intenso que otras… Sobre todo al principio. Pero mientras el fuego
esté encendido, todo va bien.
Hay
gente que opina que si el fuego no esta muy avivado es que la
relación está mal, yo no lo veo así. Cada relación es distinta
porque todas las personas son distintas. Hay gente que prefiere que
el fuego este más bien apagadito, otros sólo quieren un fuego
uniforme y otros prefieren unas llamas altas y vivas. Pero esto es
más cuestión de gustos que otra cosa, en mi opinión el tamaño e
intensidad del fuego lo crea la pareja. Es algo que hacen los dos
poniéndose de acuerdo, sin darse cuenta siquiera. Lo que pasa es que
la gente siempre piensa que su manera de ver las cosas es la
auténtica, pero nada más lejos de la realidad… Cada pareja vive
su relación como ellos quieren.
Fuego de San Juan, por Begoña González |
El fuego lo mantiene la pareja. Para que no se apague, los dos van aportando cosas y así el fuego se mantiene vivo. Cada uno aporta lo que ve necesario. Cada persona es diferente y tiene una manera distinta de querer y, por tanto, tiene una manera distinta de avivar el fuego. Está mal pensar que tu pareja tiene que aportar lo mismo que aportas tú, este es un error bastante común hoy en día. El que alguien no aporte lo mismo o más que tú para mantener la llama viva no significa que no le importe el fuego, simplemente tiene una manera diferente de ver la relación. Todo depende de la persona, su personalidad, cómo se crió, sus experiencias en la vida…
Hay
otros casos en los que el fuego se apaga… A veces, a un integrante
de la pareja deja de importarle ese fuego y deja que se extinga…
Otras veces opta por echarle un caldeiro de agua encima,
directamente. En otras ocasiones, también comunes, el fuego se
“ahoga” aunque la pareja siga queriendo mantenerlo vivo. Hay
muchos factores que lo afectan y esos factores pueden llegar a
“ahogar” el fuego hasta que se apague y sólo queden brasas… A
veces estas brasas pueden volver a arder y otras acaban
convirtiéndose en cenizas… Esto no tiene porque ser culpa de
ninguno de los integrantes de la pareja, a veces las cosas
simplemente no funcionan.
El
fuego pasa por muchos estados mientras se mantiene encendido. Cuando
deja de estar muy vivo, llega un momento en que entra en un estado
más “normal” y se mantiene así durante muchísimo tiempo. Es en
este estado en el que el fuego puede sufrir altibajos, llegando en
ocasiones incluso a casi apagarse o llegar a avivarse todavía más
de lo que estuvo al principio.
Las
relaciones deben pasan por muchísimos estados porque nuestra vida
está en constante movimiento. Y, lo mismo que encontrar dos personas
de personalidad parecida es muy complicado, también lo es hallar dos
relaciones iguales. Mantener el fuego vivo es cosa de cada pareja y,
cada pareja, inventa una relación única.
Su fuego es sólo cosa
suya.
Cada pareja es un mundo y tiene sus propias reglas, pero hay dos indispensables para que la pareja funcione: EL AMOR Y EL RESPETO. Son fundamentales, porque al principio, cuando la pareja comienza todo es fácil, pero con el paso de los años, se hace indispensable que nunca falten ninguna de estas dos premisas, para que la pareja siga sana... Porque sin amor no hay pareja, pero sin respeto no hay amor....
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