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sábado, 4 de febrero de 2012

  BLP: Sexy vampire!










Por Rita Turmix



   Este podría ser el título original de un shojo (manga para chicas) traducido al español como “Lo nuestro no puede ser, vampiro”. Por poco, pero no; siento decepcionar a las fans. Me estoy refiriendo al nuevo concepto de vampiro: el Twilight vampire o vampiro Crepuscular, también denominado “Sexy vampire”. Sí, estoy hablando de Edward.

   La verdad es que no había leído Crepúsculo hasta ahora. No está mal. Es una novela juvenil entretenida con el argumento típico de un shojo, como insinuaba antes: romance complicado entre adolescente del montón y chico malo guapísimo. Lo que pasa es que Edward, en vez de ser un pandillero problemático, es vampiro.

  Edward ama a Bella, Bella ama (de forma enfermiza) a Edward... Y, por supuesto para que todo sea más divertido, viven su amor rodeados de los peligros más típicos: que tu novio no pueda controlar sus deseos de beberte la sangre, que los vampiros errantes se encaprichen de tu olor y quieran matarte, que tu mejor amigo (hombre-lobo) no lo comprenda y quiera comerse a tu novio... Y la trama se complica a horrores según avanza la saga.


  Por supuesto, no tengo nada en contra del argumento de Crepúsculo. Me parece una novela entretenida (mucho más que la película) y muy fácil de leer. Pero, si nos paramos a pensar un momento, nos daremos cuenta de un detalle significativo: si Edward fuese humano, el argumento de Crepúsculo podría ser exactamente el mismo. ¿Por qué?

  Los vampiros de Crepúsculo son poco vampiros. Aunque no comen, no beben más líquido que la sangre y emplean con frecuencia poderes vampíricos: mesmerismo, velocidad, dominación, presencia... Parecen hacerlo de forma inconsciente. Además, pueden vivir de día y sólo deben evitar la luz directa del sol porque hace que su piel brille. Y lo más sangrante: pueden vivir perfectamente integrados en la sociedad humana.

  Pese a todo, Edward es el vampiro más humano de la saga. Se puede estar en contra de la interpretación del concepto “vampiro” que hace Stephenie Meyer, la autora del best-seller, pero esta no deja de ser una manera más de interpretar el mito. Sin embargo Edward, tan poco consciente de su increíble magnetismo y tan enamorado de Bella que, pese a desearla con todas sus fuerzas como jamás ha deseado a ningún humano, es capaz de luchar contra su Bestia y no comérsela... Cruza la línea de lo permitido cuando hablamos de vampiros.

  Edward no es el primero que aborrece su condición y lucha contra su Bestia, pero sí es novedad que odie la noche. Tampoco es el primer vampiro bello y sensual, pero Bella lo describe como una criatura celestial, de cara angelical, que la besa con timidez y dulzura como un novio besaría a su novia. Esto no es un vampiro. La belleza y la sensualidad del vampiro tienen que rozar lo lascivo, lo erótico. Anne Rice hacía decir al Vampiro Lestat (1985):

Hinqué los dientes en la punta de la lengua hasta sentir el dolor y probar la sangre caliente de la herida. Después, inclinado sobre ella, dejé que la sangre cayera hasta sus labios en pequeñas gotas brillantes. [...] La sangre fluyó a su boca entreabierta [...] Sus labios eran fríos. Los míos, también. La sangre, en cambio, era cálida y fluyó entre nosotros”.

El vampiro es, además, depravado, perverso y manipulador. No dulce y protector. Bram Stoker (Drácula, 1987) describía a Lucy Westenra, tras su conversión, de la siguiente manera:

"Su dulzura se había convertido en una crueldad terrible e inhumana, y su pureza en una perversidad voluptuosa."

  Poco después, esa criatura de cuya maldad nadie duda revela su capacidad de dominar la voluntad de un ser humano:

"—Ven a mí, Arthur —dijo—. Deja a todos los demás y ven a mí. Mis brazos tienen hambre de ti. [...]
Había algo diabólicamente dulce en el tono de su voz... [...] Arthur, parecía estar bajo el influjo de un hechizo; apartó las manos de su rostro y abrió los brazos."

  Esto es un vampiro. Sexy pero letal. Edward es demasiado humano. 
 
  De todas maneras, Crepúsculo no es una excepción. Hoy en día podemos ver y leer diferentes “maneras” de ser vampiro. La idea del vampiro que convive pacíficamente entre humanos es muy recurrente. No me disgusta en exceso y, además, está de moda. Incluso me gusta la manera en que muchos autores modifican ciertos matices del vampiro.

George R.R. Martin escribió en 1982 Sueño de Fevre. Una novela donde los vampiros son una raza antigua; muy longeva pero mortal, capaz de procrear entre sí pero de manera muy limitada. Necesitan beber sangre para sobrevivir y se debilitan hasta morir abrasados por la luz durante el día, viéndose condenados a vivir de noche. Los vampiros nacen, viven y mueren como vampiros. La idea es gloriosa.

  Las series de televisión True Blood y Being Human. Sin entrar en detalles sobre la trama de ambas, podemos decir que lo único que tienen en común es ser series “con vampiros” más o menos integrados en la sociedad. Los vampiros de True Blood son más “tradicionales”, aunque en ocasiones parecen una familia mafiosa con gustos alimenticios especiales.

  En Being Human se nos presenta una modificación del concepto: los vampiros pueden comer, beber y salir a la calle durante el día (eso sí, protegiéndose del sol). Sin embargo, la serie se centra precisamente en los problemas que supone para un bebedor de sangre vivir entre humanos y alimentarse sin herirlos.

  Si bien en estos tres casos (Sueño de Fevre, True Blood y Being Human) los vampiros no son vampiros “al uso”, tienen algo en común: los “vampiros buenos” que protagonizan estas historias son de todo menos inofensivos y no pueden controlar sólo con fuerza de voluntad su sed de sangre. O bien se sacian con alguna sustancia sustituta de propiedades semejantes o sufren un síndrome de abstinencia permanente que acaba por condenados a alejarse de la raza humana si no desean destruirla. Más o menos atípicos, pero no dejan de ser depredadores.

  Entonces, resurge la pregunta: ¿Era realmente necesario que Edward fuese vampiro? Teniendo en cuenta que la saga se centra principalmente en la relación Bella-Edward y en los problemas a los que se enfrentan para que triunfe su amor, la respuesta para mí es obvia: no.

  Es probable que el grueso de las críticas negativas a la saga (la mayoria a las películas) lo formen personas que no comprenden por qué era necesario que Edward fuese un vampiro si, para el desarrollo de la historia, tenía que modificarse la naturaleza del concepto hasta prácticamente acabar con él. Aunque sí es cierto que durante todo el libro somos informados de quién es Edward y lo que sufre para mantener viva a Bella y continuar su relación con ella, la realidad es que Edward actúa como cualquier cosa antes que como vampiro. Como un fotógrafo que, en lugar de sacar fotos, dibuja cuadros por miedo a dañar a su modelo si se dispara el flash.

  Si Edward no fuese un vampiro, la saga no perdería sentido. También habría sido interesante que Edward y sus “hermanos” fuesen esclavos de sangre (voluntarios o no) de los vampiros Carlisle y Esme Cullen, por ejemplo, y los utilizasen, además de como alimento, para poder vivir en Forks sin despertar sospechas. Realmente, a grandes rasgos no se apreciaría la diferencia. Aunque quizá, si la historia no tratase sobre un morboso sexy vampire adolescente, el interés suscitado por Crepúsculo habría sido muy diferente.


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Nota de la autora: Edward, en este artículo, está descrito en base a la impresión que Bella tiene de él a lo largo del libro. No se trata de conclusiones personales.

{ 4 comentarios... Comentario }

  1. Realmente yo creo que la autora reinventó los vampiros y los adaptó para que encajasen en su novela.
    Pero creo que lo mejor hubiera sido crear un nuevo ser fantástico y no tirar de uno tan conocido. Se ha escrito tanto de los vampiros que hay ciertas características intocables, no puedes hacer que simplemente brillen con el sol... ¿Y lo de que mueran estallando como si fueran de mármol? En fin.
    Y no hablaré de los acontecimientos de la última película para no hacer spoiler pero... ¿Un vampiro no se supone que está muerto?

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  2. joder, qué tiene de dulce Edward? Manipula a Bella constantemente y hasta la llama tonta!!! Sólo me queda pensar que te parece normal que los hombres sean así y que el desequilibrio de poder entre el hombre y la mujer, el sadismo por parte de la mujer (Bella se arriesga a morir por follar con el vampirito, quien, si la amara de verdad nunca la expondría a tal riesgo y muchos otros)te parecen normales... Y sí, son normales en el sentido en que están normalizados en esta sociedad patriarcal, pero no debería ser así. Reflexiona!! Si para amar hay que sufrir tanto no es amor!

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  3. @Anónimo:
    Totalmente de acuerdo con tu opinión acerca del personaje de Edward. El tema es que en este artículo estoy criticando al "vampiro", no al hombre. Las definiciones del personaje que doy a lo largo de la entrada son las que hace Bella durante el libro, no mis opiniones personales (irrelevantes en este caso).

    Dices: "Sólo me queda pensar que te parece normal que los hombres sean así". Primero, es mentira, y segundo, no tiene cabida mi opinión sobre los hombres en un artículo que versa sobre el cambio que ha sufrido el concepto de vampiro durante los últimos 100 años.
    Un saludo y gracias por leerme.

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  4. "El vampiro es, además, depravado, perverso y manipulador. No dulce y protector." ------- Ahí no queda claro, a mi modo de ver, que no creas que Edward es dulce y que simplemente hables de la percepción de Bella. Especialmente si lo contrapones al otro tipo de vampiro, que, dices, es manipulador. Una de las cosas que me quedó clara tras el enorme esfuerzo qeu hice al leerme todos esos libros, fue que Edward es un gran manipulador. Por tanto, entre la ambigüedad con la que creo que escribiste, lo que tenía yo en la cabeza, y esa contraposición, concluí - dando muchas cosas por supuesto, ahora lo veo - que además no veías el carácter manipulador del vampirito.


    En fin, ya me aclaras que piensas realmente del personaje y a mí no me queda más que pedir disculpas, ya que, incluso aunque pensaras de otro modo, esas no son formas. Es que estaba yo cabreada por asuntos personales y se me cruzó este artículo sobre ese fenómeno que detesto tanto (me refiero a la idolatración adolescente-femenina de ese modelo peligroso e incluso letal de ser hombre, y ese suspirar por relaciones enfermizas, y ese clavarse gozosamente las espinas del amor romántico ).

    En internet, a causa del anonimato y la distancia, es muy fácil soltar mierdas que un@ nunca soltaría en persona. Últimamente me he estado dando cuenta que no es correcto hacerlo y, en fin, creo que yo ya lo asumido por completo y espero no volverlo a hacer. Lo siento, de verdad.

    Espero que goces muchos escribiendo en este blog, Rita Turmix.

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