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sábado, 11 de febrero de 2012

CEB: Miedo a las palabras.










Por Rita Turmix.


   El miedo a las palabras ha hecho mucho mal a nuestra sociedad. Los hay que evitan hablar de España, que en sí no es más que el nombre de un país, para hablar de “Estado español”; los hay que llaman al negro, “persona de color” totalmente convencidos de que detrás de esa expresión no puede esconderse el racismo; los hay que llaman al maltrato, “actitud machista heredada del pasado”; las víctimas de los países invadidos son “daños colaterales”, la “falta de liquidez” sustituye a la ruína, y otros hasta al sexo, llaman “relaciones”.

    Si bien en la mayoría de los casos estos eufemismos no son más que un inteligente y útil giro expresivo para evitar posibles ofensas, en otros nos han traído serios problemas, y quizá no seamos del todo conscientes.

   Ayer, en el diario Público.es, leí una noticia que podría definir como impactante: “Un alcalde del PP exhibe una bandera preconstitucional”. No me interesa profundizar en la hazaña de este alcalde de un pueblo cántabro, ni en su filiación política. Lo que me resultó demoledor fue la palabra: preconstitucional. En los comentarios de este artículo, la gente se debatía entre dos posturas claramente afianzadas, resumidas en: la bandera debe retirarse porque es inconstitucional y no está escrito en ningún sitio que esta bandera sea ilegal. Mal que me pese, eran los segundos quienes tenían razón.

   En primer lugar, si colgar una bandera franquista fuese inconstitucional, se podría presentar un recurso al Tribunal Constitucional contra tal acontecimiento. El PP lo ha hecho por menos contra el matrimonio homosexual considerando que atenta contra nuestra Constitución y el TC ha quedado, automáticamente, obligado a pronunciarse sobre ello. Pero a juzgar por los hechos, en el caso de la bandera de la dictadura franquista, parece unánime la opinión que niega su atentado contra la Constitución de 1978 (más allá de opiniones de grupos minoritarios que se quedan en palabras). Porque un partido político pone en duda su constitucionalidad, el TC debe pronunciarse sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero no sobre la bandera utilizada durante la dictadura. Esta es únicamente, como bien aclara el titular del periódico, preconstitucional. Lo cual viene a ser lo mismo que no decir sobre ella absolutamente nada. Pese a que muchos no alcancemos a comprenderlo y otros se nieguen a admitirlo, si la bandera franquista no es lo que se dice ilegal, es que es legal.


    Legal es una palabra y una realidad. Legal significa que es consentido por las leyes de nuestro país, esas leyes que garantizan nuestro Estado de derecho. Y, por ser legal, el franquismo sigue manifestándose en nuestra sociedad, tanto de manera icónica como social y políticamente.

  En noviembre del año pasado, un grupo de franquistas (nostálgicos, los llama El Mundo) se reunió en Madrid con motivo del 36º aniversario de la muerte de Franco exihiendo simbología franquista. La FE de las JONS organiza de manera periódica manifestaciones por la “unidad de España” y homenajes profusamente adornados a sus cabecillas históricos, aderezados con canciones cuyo significado va más allá de la letra cantada. Presenta, además, recursos al Tribunal Supremo contra aquellos que pretenden investigar el franquismo. Y gana. Incluso algunos políticos del partido más votado en España en las últimas elecciones pueden permitirse aparecer rodeados de iconos franquistas, como ocurrió en Santoña en diciembre del año pasado, sin que el asunto quede en algo más que en una noticia.

   Todos podemos encender la televisión y ver, abrir un periódico o pinchar un link de internet y leer, poner la radio y escuchar que en algún rincón de España se ha celebrado un homenaje en el que se ha mostrado simbología franquista o se ha hecho apología del franquismo. Podemos ver las fotos de los orgullosos falangistas, brazo en alto, cantando el Cara al sol frente a la estatua de uno de sus fundadores. Tenemos que soportar que nos digan que el mayor símbolo franquista, el Valle de los Caídos, y otros monumentos de menor rango, fueron erigidos para honrar la memoria de los fallecidos en ambos bandos, cuando anualmente se reunen en ellos ciertos colectivos franquistas rodeados de iconografía de la dictadura. Pueden hacerlo, es legal.

    Investigando para este artículo, encontré un titular que llamó mi atención. En septiembre de 2011, el alcalde del pueblo toledano de Méntrida se veía obligado a modificar el cartel de un evento en homenaje a la bandera y a los caídos “por Dios y por España” porque daba lugar a malas interpretaciones. La modificación, más bien mutilación, lo convirtió en "Homenaje a la bandera y a los caídos por España", algo que pareció contentar a la mayoría pese a que la eliminación de la palabra “Dios” no cambiaba en absoluto el carácter del homenaje, ni su intencionalidad. Con tan poco nos contentamos. Lo que me pareció muy interesante fue la solicitud de la concejala de IU a la Subdelegación del Gobierno en Toledo para que suspendiese el homenaje amparándose en el artículo 5 de la Ley Orgánica reguladora del Derecho de Reunión (1983), mediante la que se obliga a suspender las reuniones o manifestaciones que se consideren ilícitas de conformidad con las leyes penales. Por lo que pude comprobar en la web, el homenaje se celebró sin presentarse ningún tipo de problema con la Subdelegación de dicho gobierno provincial, demostrando así que no era, de ningún modo, ilícito.

    Cuando alguien, en la España de nuestros días, levanta y ondea una bandera franquista con orgullo, uno tiende a decirle: “Esa bandera es ilegal”. Se equivoca, y lo hace por culpa de la costumbre, porque entre todos jugamos a evitar los términos que nos descontentan y acabamos por creernos nuestros juegos de palabras. Hablamos de bandera “preconstitucional” (como si todas las banderas anteriores a la Constitución del 78 significasen lo mismo), o hacemos giros lingüísticos casi bochornosos para referirnos a una bandera “que no es exactamente del todo legal”. Pensar así nos resulta terapéutico. Soñar que es ilegal es una catarsis, de alguna manera, pero no es cierto: si ningún órgano competente la ha declarado ilegal, esa bandera es legal. A veces, hay palabras que dan miedo.


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{ 2 comentarios... Comentario }

  1. Puede que la bandera franquista sea legal (lo desconozco) pero recuerda tiempos duros, sin libertad, y que yo, por ser adolescente cuando terminaron, no tengo en mi memoría en toda su dimensión, como otras personas, pero que no la recuerdo de todas formas ¡con cariño!, ¡Vamos, que no quiero recordar ni de broma!, y esa bandera no me gusta verla.....

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  2. Aunque, como dices la Bandera franquista, sea legal (cosa que desconozco) no debería estar permitido usarla, puesto que, representa tiempos todavía cercanos en el tiempo muy dolorosos. Y España, tiene una Bandera Nacional Constitucional, que además que las Banderas autonomicas, nos representa a todos los Españoles.

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