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De cuando las "vivencias" de un neutrino eran ciencia y las del ser humano, no: breves anotaciones sobre la cientificidad de la Historia
lunes, 30 de abril de 2012
CEB: De cuando las "vivencias" de un neutrino eran ciencia y las del ser humano, no.
Por Xerardo Torrado Agulla
xerardotorrado@yahoo.com
NOTA PREVIA:
Este texto no puede entenderse plenamente al margen del primer artículo publicado por Xerardo Torrado en el número 1 de la
- Presentación del problema:
Gasset escribió: “El
hombre no tiene naturaleza, sino que tiene... Historia”. ¿Pero qué
es la Historia?... Pues como obra exclusiva del intelecto humano,
podría considerarse el único “conocimiento absoluto”, sino
fuera que yo mismo desconfío de cualquier tipo de “conocimiento
absoluto”. El anticartesiano Vico en su Scienza Nuova
trabaja con la idea de que el humano es autor de su propia historia y
que no conoce verdaderamente más que lo que él hace. Esto crea una
clara distinción entre historia natural e historia humana,
diferencia que recogen Marx y Engels en La ideología humana:
“Nosotros conocemos una sola ciencia: la ciencia de la historia”.
A esto se le llamó “Historicismo Absoluto”, como encumbramiento
del conocimiento histórico. No puede ser beneficioso tan siquiera
para el conocimiento estrictamente histórico, pero semeja que justo
lo contrario, el ensalzar el conocimiento de las ciencias naturales
con la humillación del conocimiento histórico es beneficioso para
el conocimiento de las ciencias naturales. Esto es una insensatez.
- Impenitentes ataques:
El neo-hegeliano
italiano Croce, para poner a la Historia a salvo de “la tiranía de
la ciencia natural”, acabaría negando en 1893 que la Historia era
una ciencia otorgándole al historiador un papel de clasificador, al
modo de un geólogo con sus minerales. Pero ¿en qué se diferencia
la Historia de otras “ciencias” en este aspecto?. Freud en su
artículo Los
instintos y sus destinos
(1915) escribe que “El verdadero principio de la actividad
científica consiste más bien en la descripción de fenómenos, que
luego son agrupados, ordenados y relacionados entre sí”1.
Wilhelm Dilthey
separaría las ciencias de la naturaleza (naturwissenschaften)
de las ciencias del espíritu (geisteswissenschaften). La
Historia siempre sería la “menos científica de las ciencias”.
Pero vendrían ataques furibundos a la concepción de la Historia
como ciencia de la mano del físico Karl Popper. Debe señalarse que
su crítica al Historicismo es fruto de una confusión y a veces
parece que más bien está hablando del Materialismo Histórico. Así
mismo, debemos señalar que Popper sigue en todo momento al
microeconomista F. von Kayek, premio Nobel en el 1974, creyendo como
él que el Historicismo pretendía aplicar un método científico a
las disciplinas sociales de forma ficticia, una falsedad que Popper
ni se molestó en comprobar. Parece que ignoraba que las predicciones
sólo son posibles en un sistema cerrado, a veces irreal, en los
“enunciados últimos” de las ciencias físicas. Habría que
dedicar toda una vida para poner en juego todos los factores de un
acontecimiento histórico y convertirlo en una variable, esto no pasa
en un laboratorio.
- Subjetividad/impredicibilidad y leyes/predicibilidad como antagonistas:
Simmel en 1892 comentaba
que la Historia es un tipo de conocimiento altamente subjetivo al
trabajar sobre realidades sólo reconstruibles en el intelecto del
historiador; pero esto afecta a todas las “ciencias”: Nuestro
concepto del cosmos no surge en el cosmos, surge en nuestro intelecto
y es en gran manera igualmente subjetivo al igual que sus “leyes”.
¿Son válidas las leyes
en la Historia? Buckle quiso buscar leyes en la Historia, y otros
historiadores del siglo XIX considerarían que esta era la más alta
tarea de su oficio. K. Lamprecht, P. Barth, E. Bernheim o K. Breysig
intentarían fijar unas veinticuatro leyes sin valor alguno en su Der
Stufenbau und die Gesetze der Weltgeschichte en 1905. Pero nos
podemos preguntar si son válidas las leyes en las ciencias de la
naturaleza, y si miramos hacia el pasado a la vez que hacia el
presente nos daremos cuenta de que si lo que llaman “leyes”
fueran realmente “leyes”, hace siglos que no habría revolución
científica alguna y viviríamos en un permanente paradigma.
Es inútil seguir
afirmando que la Historia no puede ser una ciencia porque no puede
establecer predicciones -el historiador no tiene por qué ser un
profeta-, ni alegar que la Historia no puede ser una ciencia porque
no se puede reproducir -el historiador no es un demiurgo-, y si hay
una diferencia entre la reproducción de un hecho histórico y la
reproducción de una reacción química en el interior de una
probeta, es que el mundo es inmensamente de un mayor tamaño y en la
reacción histórica inciden un enorme número de variables que
impiden mantener un “ambiente permanente controlado”. Ya decía
Solón que “el hombre es puro azar ”, y la Historia como
“historia del hombre” está marcada por este azar en donde un
minúsculo accidente puede abrir un amplio abanico de nuevas
posibilidades.
- Unas conclusiones:
En la física se puede
llegar más allá de los reducidos sentidos mediante cálculos y
especulaciones. El historiador debe ceñirse a un documento no creado
para satisfacerle y nunca tan elocuente como deseaba. Nos encontramos
con toda una serie de pésimos historiadores, tan incompetentes como
“sinceros” confesando su imposibilidad de llegar a un mayor
conocimiento. V. Bérard habló de la necesidad de “psicoanalizar”
los textos, siguiendo así a la terminología freudiana: el
“contenido manifiesto” sería el contenido literal del texto, en
donde se quedan algunos historiadores plagiando una y otra vez los
textos, cuando no a sí mismos, y un “contenido latente” que es
el que debe ser extraído. ¿Pero quién hace esto? Se dedican a
almacenar datos -cuando lo hacen- sin establecer crítica ni análisis
alguno. Sin crítica y sin método se puede demostrar cualquier cosa,
como demostrar que Napoleón nunca existió, siendo obra de un
reminiscente culto solar, como hizo el magistrado francés J. B.
Pérez2.
Decir que las aventuras
y desventuras de un neutrino es una “ciencia” y las del ser
humano no, muestra no sólo una pérdida de valores humanísticos,
sino una tajante mediocridad intelectual. A todo esto, ¿alguien me
puede responder si un neutrino “existe” antes o después de su
“percepción” en condiciones de macroaceleración?.
Para que no se diga que
“soy un talibán” -expresión que nunca comprendí-, diré a
beneficio tanto de los que opinan que la Historia es una ciencia como
de los que opinan lo contrario que, sencillamente, hay algunos
historiadores que son científicos -algunos sin saberlo- y otros que
no lo son. ¿Nos quedamos así todos contentos? Sólo que los
segundos no sólo no merecen ser llamados científicos, simplemente
no merecen ser llamados historiadores.
____________________
1.
FREUD, S.:
“Los instintos y sus destinos” in El
malestar en la cultura (y otros artículos),
Alianza, Madrid, 1999, -pp.142-164- p.142, forma parte de una serie
de artículos
publicados entre 1913 y 1917 que se agrupan bajo el título
de Metapsicología.
2.
NE: El autor se refiere a la obra Comme
quoi Napoléon n’a jamais existé ou Grand Erratum, source d'un
nombre infini d'errata à noter dans l'histoire du XIXe siècle
(1827), de Jean-Baptiste Pérès.